sábado, 2 de noviembre de 2013

ABUELO LE LLAMABA.

Y siempre que voy allí lo recuerdo asomando desde los establos de los caballos con las manos llenas de durezas y heridas por labrar la tierra.
Y siempre que lo recuerdo se me agarra una espina en la garganta.
Mi abuelo. Era un señor muy serio, con una sabiduría adquirida a través del campo y la vida en el pueblo. Trabajador como nadie, siempre pensando en su familia.
Yo nunca tuve una relación con él muy cercana, me imponía mucho, y solo llegábamos ha hablar de los estudios, eso si, sentía que estaba orgulloso de mi, y me quería como de a sus 13 nietos.
Cuando iba al pueblo de mi madre casi nunca venía a comer a pesar de que fueramos toda la familia, se quedaba en el cortijo en su huerto y cuidando a sus animales. Venía a la hora del café y comentaba la faena. Hablaba de política, hablaba de tiempos pasados. Hablaba de cosas de abuelos, pero con una pizca de sabiduría y de seriedad que me hacía sentir pequeña en lo que al mundo se refiere. Un verano mi madre y yo nos quedamos una temporada en el pueblo y vi como ayudaba a dar a luz a una cabra.
Recuerdo su olor a tabaco viejo mezclado con su colonia. Aun cuando voy a la casa de mi abuela voy al cuarto de baño y cojo el bote de esa colonia y la huelo...
Creo que en mis líneas con la palabra recuerdo y muchos de sus tiempos verbales se habrá supuesto que el ya no está aquí... En este caso no veo su muerte como algo en que evitar al pensar en el, ya que luchó contra su cáncer hasta el último día.
En invierno le detectaron un tumor en la glándula tiroidea...por fumar. Esa navidad pasamos muchos días en casa de mis abuelos. Dos días antes de mi cumpleaños le operaron para ver si podía extirpar el tumor, pero no pudo ser, y para darle más margen de vida le hicieron una traqueotomía, para que cuando el tumor empezara a bloquear su aparato respiratorio pudiera respirar de alguna forma. A partir de ese momento se comunicaba por una pizarra, claro, no sabía escribir muy bien, tenía muchísimas faltas de ortografía, y el mismo se reía de ello. Se reía mudamente. Un día pasé al salón y vi que estaba hablando con mi tío con gestos, y yo no quería interrumpir, por ello me senté, de repente me miró y me hizo un gesto de "¡ ¿pero como que estás ahí y no me das un beso?!" El cáncer se apoderaba de el, y a pesar de las inyecciones de morfina estaba muy hábil y activo, subía y bajaba las escaleras y los médicos se sorprendían de ello. Eso tal vez me dio una esperanza, pero se desvaneció tras un mes de la operación a las 6 de la mañana. Era viernes y al levantarme me fui al instituto y todo, al llegar no estaban mi madre, así que me fui a casa de mi abuela paterna que vive a mi lado.
-¿Dónde está mi madre?-pregunté ignorantemente.
-Pues hija no está porque eso-Me dijo intentando que no se le notara lo que sucedió-
-¿Que pasa?-A pesar de todo tenía en mi cara una sonrisa, como si lo siguiente que me iba a decir mi abuela fuera una broma.
-Pues que tu abuelo se ha muerto hija, eso.
No recuerdo lo que hice después, pero si sé que se me derrumbó todo.
Los dos días siguientes fueron en torno a la muerte de mi abuelo. Mi madre tras haber estado con el viviendo 10 años en Suiza estaba muy mal, y ha día de hoy no lo ha superado y se le atranca la voz cuando habla de él.
Ayer fui al cementerio a verle. Tenía un precioso ramo de flores blancas y rosas, y la lápida estaba pulcra, blanca y reflejaba el sol. "Hola abuelo, seguro que estás bien, vamos a ir al cortijo a comer choto con patatas a lo pobre, como siempre, como cuando estabas con nosotros"-pensé mientras que pasaba un dedo por el relieve que creaban las letras de su nombre en el mármol.
No se que habrá después de esta vida, en realidad creo que no hay nada y que cuando dejemos esta vida se habrá acabado todo, pero si pienso que su alma y su recuerdo tiene que seguir vivos al menos dentro de mi y de toda su familia.
Ojalá estés aquí abuelo. Te quiero.

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